Avezado y petimetre pedante,
tú no eres amante de la poesía.
Tan solo veneras la petulante
y falsa obra maestra del día.
Se me hace raro ver a tal farsante
—algún talento innato escondería—,
ahora, como un literato importante,
firmando nuevos libros en Gran Vía.
Seré yo entre ustedes el ignorante
por no querer comprar tal bobería.
Sé que es el más vendido, el más triunfante,
mas tengo claro: no lo entendería.
Y tú, al proclamar que, inobjetante,
por cada verso suyo pagarías,
piensa la editorial, bien hilarante:
«este es el poeta que quería».
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