De pepinillos, jarra transparente,
a golpes de metal tan bien sellada,
es reto sencillo en lo aparente.
Mas, el ardid con que fue diseñada
requiere, para abrirla, ser inteligente.
No obstante, la maña será premiada
con el manjar que en su interior espera;
por probarlo, ¡sabe Dios lo que yo diera!
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